¿Quiénes somos?

Podríamos definirnos como un grupo de jóvenes que, a día de hoy, estudiamos 2º curso de Enfermería y que utilizaremos este blog a modo de herramienta complementaria de la asignatura de Enfermería Médico-Quirúrgica.

sábado, 29 de octubre de 2011

Bibliografía 5

Cuidados Paliativos. 
Protocolos de Intervención centrados en el Paciente.


Referencia Bibliográfica:
Arranz P, Barbero J, Barreto P, Bayés R. Protocolos de intervención. En: Arranz P, Barbero J, Barreto P, Bayés R. Intervención emocional en cuidados paliativos. Modelo y protocolos. Barcelona: Ariel SA; 2005. 51-90.

He escogido la bibliografía anteriormente citada porque he considerado que trataba con bastante claridad y especifidad las intervenciones de la enfermería en el campo de los cuidados paliativos.

Los cuidados paliativos son definidos por la OMS como “el cuidado total y  activo de los pacientes cuya enfermedad no responde a un tratamiento curativo. El control del dolor, de otros síntomas, y de problemas psicológicos, sociales y espirituales, adquiere en ellos una importancia primordial. El objetivo de los cuidados paliativos es conseguir la máxima calidad de vida posible para los pacientes y sus allegados."

Para que los profesionales de la salud puedan llevar a cabo su labor, ayudando así al enfermo y a su familia, pueden hacer uso de diferentes protocolos:

1.Protocolos de intervención centrados en el paciente.
2.Protocolos de intervención centrados en la familia.
3.Protocolos de intervención centrados en los profesionales sanitarios.

Centrándonos en aquellos que giran en torno al paciente, se citarán las distintas intervenciones que un enfermero puede llevar a cabo ante las reacciones del paciente terminal.

- Ante la ansiedad:
Debemos reconocer los signos y síntomas así como las fuentes de ansiedad para el paciente, e intentar reducirlas o eliminarlas.
Modelaremos el diálogo interno para que el paciente sea capaz de darse mensajes de ánimo.
Es necesario fomentar la autoestima del enfermo y una actitud de aceptación activa y serena.
Emplearemos las técnicas de solución de problemas y entrenaremos con el paciente técnicas de relajación.

- Ante la tristeza:
Es de vital importancia, que la enfermera muestre empatía con el enfermo y su familia, y facilite el desahogo emocional de estos.
Pediremos al paciente que se enfrente a la enfermedad, intentando superar las emociones negativas que esta conlleva.
Le debemos sugerir distracciones, así como la práctica de actividades físicas y mentales. Si es posible, solicitaremos la ayuda de la familia.

- Ante la hostilidad:
Activaremos la empatía y la escucha activa, haciendo hincapié en la comunicación no verbal y sin retroalimentar la manifestación hostil. Hay que evitar elevar el volumen de voz para hacerse oír, no interrumpir con frases como “sea razonable” o “deja de dar voces o no nos entenderemos” y daremos tiempo al paciente.
Pasado un tiempo razonable, haremos ver al paciente que el comportamiento hostil nunca facilitará ni solucionará las cosas y le invitaremos a adoptar otros puntos de vista.

- Ante el miedo:
Hablaremos en un ambiente cómodo y de forma tranquila con el paciente sobre sus miedos, generando una relación de confianza.
Priorizaremos los temores que tanto el enfermo como su familia tienen, reconociendo las causas e identificando si estos son reales/imaginarios y raciones/irracionales.
A continuación, se motivará el afrontamiento de estos temores siguiendo distintas estrategias.
En todo momento, el enfermo debe notar que estamos disponibles para lo que él necesite.

- Ante la culpa:
Si esta autocrítica negativa no tiene justificación, será importante eliminarla y hacer consciente al enfermo de la verdadera causa de la situación.Se valorará si el sentimiento de culpa ha sido sustituido por rabia, impotencia, sufrimiento o tristeza.
Sin embargo, cuando exista cierta responsabilidad, no se debe huir de ella. Lo que se ha de conseguir es que el paciente se esfuerce por reparar la culpa o disminuir el daño causado.
Concluyendo, invitar a la autoobservacion, a la autoevaluación y al autorrefuerzo.

- Ante la negación:
Será preciso evaluar las causas, persistencia y consecuencias de la negación.
Pondremos en marcha la escucha activa y facilitaremos la expresión del enfermo. Tendremos especial delicadeza, evitando una ruptura brusca de la negación que pueda desencadenar agresividad.

- Ante el retraimiento:
Distinguir si el comportamiento del paciente es reactivo o propio de su personalidad para adaptar la intervención.
Cuando los miedos o preocupaciones han sido identificados, es fundamental ayudarle a entender los sentimientos o las situaciones que subyacen a este tipo de comportamientos: culpa, depresión, conspiración del silencio, vergüenza, hostilidad o rabia.
Si la conducta de retraimiento persiste, será necesario derivar el problema a un especialista.

Bibliografía realizada el 28 de Octubre, por Gemma Rodas Garrido.

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