¿Quiénes somos?

Podríamos definirnos como un grupo de jóvenes que, a día de hoy, estudiamos 2º curso de Enfermería y que utilizaremos este blog a modo de herramienta complementaria de la asignatura de Enfermería Médico-Quirúrgica.

lunes, 31 de octubre de 2011

Cuestionario 6

-Autoexamen y valoración de las lesiones cutáneas

~Autoexamen: se busca: 

          A. Asimetría
          B. Bordes
          C. Coloración
          D. Diámetro
          E. Elevación



~Valoración y descripción de las lesiones cutáneas.
  • Tamaño. Diámetro mayor.
  • Forma (regular, irregular...)
  • Límites (netos, difusos...)
  • Situación (diseminada, agrupada, confluyente...)
  • Extensión (localizada, generalizada...)


Cuestionario realizado el 31 de Octubre de 2011 por Gloria Esther Barba Fajardo
 
 

Bibliografía Trabajo de Campo 3

Tumores del Árbol Hepatobiliar
Manifestaciones Clínicas y Diagnóstico

Referencia Bibliográfica:
Barranco Martos A. Enfermedades del hígado. En: Barranco Martos A. Diagnóstico e Intervencion Médica en Enfermedades Digestivas. Madrid: CEP S.L.; 2010.180-184.

He escogido el libro citado porque explicaba de forma clara todos los aspectos de este tipo de tumores y sin extenderse demasiado, por lo que me ha resultado fácil de entender y práctico.

Manifestaciones Clínicas

Tumores de la vesícula biliar

Por desgracia, el cáncer de la vesícula biliar no presenta síntomas en sus estadíos iniciales, haciendo casi imposible que sea detectable con suficiente antelación y contribuyendo a su mal pronóstico.
A medida que este tumor maligno va creciendo, van apareciendo algunos síntomas. Suele darse un dolor no excesivamente intenso y contínuo.
Además, en torno al 50% de los enfermos presentan ictericia y no es extraño que, en ocasiones, el médico sea capaz de palpar una masa dolorosa en el hipocondrio derecho.

Tumores de la vía biliar

El síntoma más importante en este tipo de tumores es la ictericia, generalmente indolora. A menudo su aparición es tardía, dependiendo esto de la localización del tumor y del grado de obstrucción.
Si el tumor se encuentra localizado en el tercio superior del hígado, pueden obstruir total o parcialmente sólo uno de los dos conductos hepáticos. En este caso, predominará la colestasis sobre la ictericia.
Además puede surgir atrofia del lóbulo hepático afectado con hipertrofia del otro lóbulo.

Cuando los tumores están ubicados en los tercios medio e inferior la ictericia aparecerá cuando la luz del conducto hepático quede reducida a una cuarta parte. Se podrá observar, en estos casos, hepatomegalia homogénea y, en ocasiones, vesícula palpable si la obstrucción se encuentra por debajo de la desembocadura del conducto cístico.
Los pacientes cuyos tumores presenten las anteriores características, pueden presentar ictericia durante un episodio de colangitis.

Una vez iniciada la ictericia por sepsis colangítica, a los pocos meses tiene lugar la muerte del individio con insuficiencia cardíaca o marasmo.

Criterios diagnósticos

Para diagnosticar un tumor maligno hepático, las manifestaciones clínicas (ictericia, prurito, dolor abdominal y pérdida de peso) juegan un papel importante.
Independientemente de la localización, en los datos de laboratorio se encontrar las alteraciones de la colestasis.
La ecografía percutánea es el diagnostico inicial. En el carcinoma de vesícula aparecen con frecuencia cálculos biliares.
La tomografía computarizada (TC), por su parte, no añade mayor información relevante, salvo para detectar lesiones metastásicas.
La ecografía convencional es la primera técnica de imagen, dado que es un método no invasivo, barato y fácilmente reparable.

Bibliografía realizada el 31 de Octubre de 2011; por Gemma Rodas Garrido.

Cuestionario 5

1)      ¿Qué es un paciente terminal?

Es aquel paciente que sufre una enfermedad en fase terminal que es aquella que no tiene tratamiento específico curativo, con capacidad para retrasar la evolución, y que por ello conlleva a la muerte en un tiempo variable (generalmente inferior a seis meses); es progresiva; provoca síntomas intensos, multifactoriales, cambiantes y conlleva un gran sufrimiento (físico, psicológico) en la familia y el paciente.


2)    ¿Qué son los cuidados paliativos?

Los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el  alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tramiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y espirituales.


3)    ¿Cuáles son los síntomas del enfermo terminal?
  • Dolor: Se puede controlar en la mayoría de los casos farmacológicamente.
  • Anorexia: Cuando la enfermedad terminal estyá muy avanzada es muy normal padecerla. Se produce por vómitos, estreñimiento, dolor…
  • Disnea: aparece en el 50% de  los casos, producida sobre todo por  el cáncer, la debilidad…
  • Estertores premorten: acompañados de agitación e inquietud afecta a más del 80% de los casos.
  • Estreñimiento: Tiene una alta prevalencia. Se debe a una menos ingesta de líquidos, inactividad, utilización de opioides…
  • Hipo: producido pro la distensión gástrica, irritación frénica, lesión cerebral, uremia y elevación del diafragma…
  • Náuseas y vómitos: Pueden ser causados por utilizar opioides, por estreñimiento, dolor, fatiga, depresión…
  • Tos: tiene una mayor prevalewncia en los enfermos de cáncer broncogénico. Es producida por el cáncer, los tratramientos, debilidad y otras causas concurrentes.
  • Caquexia: Se produce debido a la anorexia, vómitos, diarreas…
  • Problemas urinarios: como la retención urinaria presente en la fase de agonia.


Cuestionario realizado por Juan Diego Egido Riscos el 30 de octubre de 2011.

    domingo, 30 de octubre de 2011

    Práctica 3

    Sondaje nasogástrico
    El objetivo de esta práctica fue aprender qué es un sondaje nasogástrico, cuándo debemos hacerlo y cuál es la técnica a seguir.
    El sondaje nasogástrico es la introducción de un tubo flexible de grosor variable; desde las fosas nasales hasta el estómago.  
    Este tipo de sondaje sirve para realizar una nutrición enteral (tanto alimentación gástrica, es decir, alimentos naturales triturados y tamizados; como alimentación enteral, en la que se administran principios inmediatos (proteínas, hidratos de carbono, grasas…)), para hacer un lavado gástrico, cuando hay intoxicación por fármacos o sustancias tóxicas, para eliminar secreciones, cuando hay sospecha de hemorragia digestiva alta y cuando tenemos que hacer algún cultivo gástrico.
    Además, está contraindicado en presencia de vómitos persistentes, hemorragia gastrointestinal aguda, obstrucción nasofaríngea o esofágica, traumatismo maxilofacial severo y/o sospecha de fractura de la base del cráneo, coagulopatía severa no controlada, sospecha o evidencia de perforación esofágica…
    El material que vamos a necesitar para llevar a cabo del sondaje nasogástrico es:
    • Una batea.
    • Vaselina hidrosoluble.
    • Campo estéril.
    • Guantes estériles o guantes no estériles.
    • Sonda nasogástrica, cuyo grosor dependerá del uso que le demos  a dicha sonda.
    • Jeringa de 50 ml.
    • Gasas estériles.
    • Pinzas.
    • Esparadrapo.
    • Fonendoscopio.
    • Bolsa de drenaje.
    • Toalla o empapador desechable.
    • Vaso de agua.
    La técnica a seguir es la siguiente:
    • La enfermera tiene que realizarse una limpieza de manos higiénica y una preparación de los materiales necesarios.
    • Informamos al paciente sobre el procedimiento que le vamos a realizar.
    • Colocamos al paciente en posición Fowler o sedestación y cubrimos el pecho con la toalla y colocamos cerca la batea (por si se produce algún vómito al introducir la sonda) así como todo el material que hemos preparado previamente.
    • Retirar las prótesis y piercings  que el paciente pueda tener, elegir la ventana de la nariz por la que introducir la sonda (elegiremos, si la hay, por la que peor se respire, para poder dejar la otra libre para una correcta respiración), y realizaremos la medida de la sonda para saber cuando el paciente tiene que empezar a tragar (se mide la distancia desde la punta de la nariz al lóbulo de la oreja y de ahí a la apófisis xifoides).
    • Una vez lubricada la sonda, la introduciremos por la ventana de la nariz elegida. Cuando la hayamos introducido, debemos comprobar que estamos en el estómago, por ejemplo, metiendo el extremo de la sonda en un vaso de agua, esperando que salgan burbujas, debido a los gases existentes en el fundus del estómago.
    • Cuando ya sabemos que estamos en el estómago, fijaremos la sonda a la nariz, intentado que ésta se quede en el centro de la nariz para evitar que con el roce continuo se cree una úlcera por presión.

    Práctica realizada por Juan Diego Egido Riscos el 25 de octubre de 2011.

    Bibliografía 5

    Cuidados paliativos

    Bibliografía: Benítez del Rosario MA. Conceptos y fundamentos de los cuidados paliativos. En: Benítez del Rosario MA, Salinas Martín A. Cuidados paliativos y atención primaria. Barcelona: Springer-Verlag Ibérica; 2000. P. 45-55.
    He elegido este libro ya que me parece muy completo y de gran utilidad para completar las explicaciones vistas en clase y para clarificar conceptos.
    La medicina paliativa es la que se encarga de atender a los pacientes con enfermedades en fase terminal.
    El prototipo de esta enfermedad es el cáncer, ya que se producen grandes y continuos avances pero sigue habiendo una gran mortalidad, con el previo padecimiento de complicaciones causantes de sufrimiento. En las enfermedades no oncológicas podemos considerar las neurodegenerativas, y estadios muy avanzados de las cardiopatías, neumopatías, nefropatías en tratamiento sustitutivo, y SIDA.
    Estas enfermedades cuando no tienen cura evolucionan en poco tiempo hacia la muerte provocando otras situaciones generadoras de sufrimientos. Esta situación es descrita como “dolor-sufrimiento total” por Saunders, formador por:
    ·         Presencia de dolor-sufrimiento físico, provocado por las complicaciones de la enfermedad. Cabe destacar por su frecuencia e impacto, el dolor crónico, la disnea, la astenia y anorexia, el estreñimiento y el insomnio. Estos síntomas llegan incluso a provocar en los pacientes el deseo de la muerte para aliviar definitivamente su sufrimiento.
    ·         Presencia de dolor  psicológico debido a los miedos y a las dudas  del afrontamiento de la muerte y la desaparición existencial, la percepción del sufrimiento físico y del sufrimiento de los seres queridos. Se producen gran cantidad de reacciones para afrontar la situación de sufrimiento físico no aliviado, de pérdida de la autonomía, y la percepción interior de padecer una enfermedad que te lleva a la muerte. Son frecuentes los cuadros depresivos y ansiosos.
    ·         Presencia de dolor social por el abandono sociosanitario que integra sentimientos de inutilidad, de ser una carga para su familia y para la sociedad.
    ·         Presencia de dolor familiar, ya que esta es la receptora del dolor no aliviado de su ser querido.
    Según la OMS, los cuidados paliativos son aquellos cuidados activos y totales de la enfermedad que no tienen respuesta al tratamiento curativo, con el objetivo de conseguir la mejor calidad de vida posible, controlando los síntomas físicos, psicológicos y las necesidades espirituales y sociales de los pacientes.
    No es preciso el dolor para definir la necesidad de la medicina paliativa, el sufrimiento físico no está reducido exclusivamente a él. Algunos de los síntomas que aparecen en las enfermedades avanzadas debilitantes con pronóstico son diversos: el dolor, la disnea, las situaciones de psicopatología, la debilidad extenuante, la angustia, el insomnio, la anorexia, el estreñimiento y muchos otros. El paciente debe beneficiarse del alivio de éstos y su familiar deber estar segura de que el paciente está recibiendo una asistencia integral diferente de la simple espera de la evolución a la muerte, ya que no existen tratamientos que modifiquen el pronóstico vital de la enfermedad.
    La medicina paliativa incorpora en estos casos, además de una atención integral, biopsicosocial, todos los procedimientos técnicos, científicamente fundados, para el alivio del sufrimiento.

    Bibliografía realizada el día 30 de Octubre de 2011por Juan Diego Egido Riscos.

    Cuestionario 5

    1. ¿Qué es un paciente terminal?
    Aquel que sufre una enfermedad avanzada y progresiva, así como incurable. Carece de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
    Presenta numerosos síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes; y experimenta importantes cambios emocionales.
    Su pronóstico de vida es inferior a 6 meses.

    2. ¿Qué son los cuidados paliativos?
    Son aquellos destinados a controlar los síntomas, sin intentar la curación de enfermedades. 
    Se centran en las intervenciones para aliviar los síntomas y no en medidas curativas.
    Esta atención sanitaria se enfoca en permitir la muerte natural del enfermo, controlando el dolor que provoca la enfermedad u prestando la ayuda psicosocial necesaria para él y sus allegados.

    3. ¿Cuáles son los síntomas del enfermo terminal?
    Dolor: Tiene una prevalencia del 30% en los enfermos en el momento del diagnostico, y del 70% durante las ultimas fases de la enfermedad. Es controlable en la mayor parte de los casos con tratamiento farmacológico.
    Nauseas y vómitos: Las nauseas aparecen en el 40% de los casos y los vómitos en el 32%. Suelen estar causados por el uso de opioides, por obstrucción intestinal, estreñimiento, hipocalcemia o hipertensión endocraneal.
    Anorexia: Es el segundo síntoma más frecuente en casos en los que la enfermedad terminal está muy avanzada. Se justifica por vómitos, saciedad precoz, deshidratación, estreñimiento, dolor, fatiga, ansiedad, depresión, causas mecánicas, etc.
    Estreñimiento: Se padece en el 60% de los casos. Las causas son la disminución de la ingesta de líquidos, inactividad, debilidad, hipercalcemia, uso de opioides, fármacos anticolinérgicos, sales de aluminio y diuréticos.
    Caquexia: Prevalencia del 30%. Causada por anorexia, vómitos, diarreas, síndrome de malabsorción, entre otros.
    Disnea: Aparece en la mitad de los casos. Es debida al cáncer, la debilidad, el tratamiento y a causas concurrentes.
    Tos: Presente en un 50% de los enfermos terminales, aumentando al 80% en el cáncer broncogénico. Las causas son el cáncer, los tratamientos, debilidad y otras causas concurrentes.
    Hipo: Causado básicamente por distensión gástrica, irritación frénica, lesión cerebral, uremia y elevación del diafragma.
    Respiración estertorosa: Suele aumentar en la fase de agonía.
    Inquietud y agitación: Afecta a algo más del 80% de los casos, y a consecuencia de encefalopatía metabólica, anoxia cerebral, etc.
    Problemas urinarios: con frecuencia aparece retención de orina en la fase de agonía. 


    Cuestionario realizado el 27 de Octubre de 2011; por Gemma Rodas Garrido.

    sábado, 29 de octubre de 2011

    Bibliografía Trabajo de Campo 2

    Bibliografía del trabajo de campo 2

    Referencia bibliográfica: Swearingen Pamela L. Manual de enfermería médico-quirúrgica. Madrid: Mosby-Doyma Libros S.A.; 1996. 524-525

    He escogido este libro porque refleja bien el abordaje de un tipo de cáncer pancreático, tanto de su detección como de su tratamiento.

    Tumores pancreáticos

    Los tumores pancreáticos, ya sean benignos (adenomas) o malignos (carcinomas), se desarrollan en cualquier parte del páncreas. La localización mas frecuente es en la cabeza del páncreas, en la región circundante a la ampolla de Vater. Se tratan de tumores malignos (adenocarcinomas) de difícil diagnóstico y mal pronóstico. Debido a los síntomas vagos y mal definidos en las fases iniciales del proceso de cáncer pancreático, es frecuente que se produzca metástasis antes de establecer el diagnóstico. El tumor en las células de los islotes  se denomina insulinoma y se caracteriza por una hipersecreción de insulina. Su tratamiento es quirúrgico, mediante una pancreatectomia subtotal.

    VALORACIÓN
    Signos y síntomas: Pérdida de peso progresiva, inexplicable y rápida, dolor en el abdomen medio o superior que irradia a la espalda, puede empeorar con las ingestas, y no guarda relación con los cambios posturales  ni con la actividad. También se observa coluria, prurito, anorexia, vomitos, tendencias hemorrágicas… A menudo aparecen síntomas de DM.
    Valoración física: Ictericia por obstuccion del flujo de bilis por el hígado, ascitis leve, dolor abdominal a la palpación, esquimosis generalizada y turgencia cutánea alterada.

    PRUEBAS DIAGNOSTICAS

    - Fosfatasa alcalina serica: Elevada en el caso de enfermedad obstructiva de vías biliares.

    - Bilirrubina serica: Se eleva si el tumor pancreático obstruye el flujo biliar hepático.

    - TP: Prolongado por la deficiencia de vitamina K.

    - TC del páncreas: Para delimitar la masa pancreática.

    - CTHP: Para determinar el nivel de obstruccion biliar y confirmar colelitiasis.

    Prueba de tolerancia a la flucosa de 5 h. Facilita la confirmación del diagnostico de insulinoma.

    - Examen citológico del contenido duodenal: Revela la presencia de posibles células malignas.

    - Ecografía: Para descartar la presencia de lesiones quísticas y metástasis.

    - Biopsia por aspiración con aguja fina: Confirma el diagnostico. Puede ser guiada mediante TC.

    TRATAMIENTO CONMBINADO

    Los abordajes medico y quirúrgico dependen del estado del tumor descubierto con la cirugía exploratoria inicial.

    - Tecnica de Whipple (Duodenopancreatectomia): Procedimiento quirúrgico para tratar el cáncer de la cabeza del páncreas cuando se considera que el tumor es iresecable. Esta cirugía implica la resección de la cabeza del páncreas y del duodeno y las tres anastomosis siguientes: colédoco a yeyuno (coledocoyeyunostomia), el resto del páncreas al yeyuno (pancreaticoyeyunostomia) y el estómago al yeyuno (gastroyeyunostomia).

    - Vafotomia: (Se seccionan las ramas del nervio vago del estómago). Se emplea junto con la técnica de Whipple para reducir las secreciones gástricas.

    - Pancreatectomía total: En caso de pancreatitis crónica o cáncer de la cabeza del páncreas. LA localiación de la incisión quirúrgica depende de la extensión de la cirugía, sin embargo, ya sea vertical u oblicua, la incisión se extiende hacia arriba por el abdomen.

    Medidas paliativas: Se inician cuando el tumor no es resecable. Aunque el tumor se deje intacto, la vesicula biliar se anastomosa con el duodeno para permitir que la bilis procedente del hígado rodee el tumor y fluya directamente al interior del duodeno.

    Quimioterapia postoperatoria: Se utiliza algunas veces para paliación adicional cuando el paciente se recupera de la intervención quirúrgica.


    Biliografía realizada por: Cristina Rodríguez-Carretero Ropero

    Bibliografía Trabajo de Campo 2

    Cáncer de hígado

    Referencia bibliográfica:
    Blevins D., Cassmeyer V. El paciente con problemas hepáticos. En: Long B., Phipps W., Cassmeyer V. Enfermería Mosby 2000 Medico-Quirurgica Volumen VIII. 3ªed. Madrid: Harcourt Brace; 1997. p. 888-929.

    Etiología / epidemiología
    Los tumores en el hígado pueden ser malignos o benignos. Las lesiones benignas incluyen hemangiomas, quistes y, en raras ocasiones, adenomas. Pueden crecer hasta volverse sintomáticos y presentar dificultades para poder diferenciarlos de los malignos. Estos últimos pueden ser metastásicos o primarios. Los tumores metastásicos son más comunes que los tumores primarios y siguen a la cirrosis como causa de enfermedad mortal del hígado.
    Los carcinomas hepáticos primarios pueden originarse dentro del hígado (hepatocelulares), o en las células de los conductos biliares (colangiocelulares) o ser de origen mixto.

    Fisiopatología
    El hígado casi siempre recibe células metastásicas de los tumores del tracto gastrointestinal, pulmones, senos, riñones y melanomas en la piel. La biopsia del hígado puede ser una ayuda diagnóstica útil. Las lesiones primarias pueden ser múltiples o únicas, difusas o nodulares y pueden diseminarse sólo a un lóbulo o a todo el hígado. Las células cancerosas difunden rápidamente hasta la vena porta; también puede producir hemorragia y necrosis.
    La ictericia y la ascitis son signos de que la metástasis o el proceso primario están bastante avanzados. La debilidad extrema es también un síntoma importante. La ascitis se produce por compresión secundaria de la vena porta.
    Una prueba especial de sangre que puede usarse para ayudar al diagnóstico del carcinoma primario del hígado es la concentración sérica elevada de alfafetoproteína.

    Proceso de enfermería
    Valoración
    • Datos subjetivos: nivel de fatiga y cantidad de reposo necesario; grado de prurito y medidas para aliviarlo; severidad de la anorexia; náuseas o vómito; historia de edema o ascitis; cambios observados en el estado de ánimo, estado de alerta y capacidad mental; dolor; episodios de sangrado, mareo o síncope; alergias conocidas o agentes tóxicos.
    • Datos objetivos: al momento del ingreso, realizar una valoración física completa. Es posible que presente ascitis y edema; tendencia hemorrágica; varices esofágicas con sangrado gastrointestinal; desnutrición; ictericia; encefalopatía portal sistémico. La asterixis es un signo característico que se produce cuando se pide al paciente que dorsiflexione la muñeca mientras el brazo está extendido. La mano del paciente tiene un temblor peculiar de aleteo. El hedor hepático es un olor dulzónpero fétido en el aliento. La enfermera debe hacer observaciones continuas sobre distintos datos, como son peso roporal, signos vitales, estado mental, ruidos respiratorios...


     Bibliografía realizada el día 28 de Octubre de 2011 por Gloria Esther Barba Fajardo

    Cuestionario 5

    -¿Qué es un paciente terminal?
    Es aquella personal que sufre una enfermedad avanzada progresiva e incurable, con falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento. Presenta numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes. La enfermedad supone un gran impacto emocional para él, su familia y el grupo terapeútico, y el pronóstico de vida es inferior a seis meses.

    -¿Qué son los cuidados paliativos?
    Es la atención sanitaria destinada a controlar los síntomas, sin intentar curar aquella enfermedad que ya no responde al tratamiento. Estos cuidados se enfocan en permitir la muerte natural, con control del dolor y prestación de soporte psicosocial.
    Existen centros de cuidados paliativos, limitados a los últimos meses de vida. Los cuidados son prestados habitualmente en el hogar, reservando el ingreso para el tratamiento del dolor agudo o como medida de respiro para familiares o cuidadores.

    -Síntomas
    • Dolor. Se puede controlar con tratamiento farmacológico, medidas físicas, psicosociales y técnicas de relajación. Según el mecanismo etiopatológico, se clasifica en nociceptivo (somático y visceral) o neuropático (central y periférico). El tratamiento farmacológico se realiza siguiendo la escalera analgésica (Nivel 1: no opioides; Nivel 2: opioides débiles; Nivel 3: opioides potentes). Se pueden utilizar además, adyuvantes en todos los escalones.
    • Náuseas y vómitos. Son de etiología múltiple y para su control utilizamos medidas generales (adecuación de la dieta, dejar al enfermo tranquilo, evitar olores...) y farmacológicas (metoclopramida y haloperidol).
    • Anorexia. Es el segundo síntoma más frecuente. Para controlarla, se usan medidas generales y farmacológicas (corticoides, amitriptilina si hay ansiedad...)
    • Estreñimiento. Es un síntoma frecuente, que puede causar otros síntomas como dolor, obstrucción intestinal... Para controlarlo utilizamos medidas generales, rectales y farmacológicas.
    • Caquexia. Se manifiesta por aspecto de gravedad general y puede presentar letargia. Aumenta el riesgo de úlceras por presión y problemas con la dentadura. No existen fármacos para tratar la caquesia, por lo que las medidas utilizadas serán para prevenir otros problemas.
    • Disnea. Se da en el 50% de los casos. Utilizamos medidas generales y farmacológicas. Utilizamos medidas generales (compañía tranquilizadora, técnicas de relajación, posición confortable...) y farmacológicas (morfina principalmente).
    • Tos. Bastante frecuente en los enfermos terminales, debido a distintas causas. Es importante enseñar a toser de manera efectiva y adistrar a la familia en técnicas para que el enfermo pueda expulsar las secreciones. En el tratamiento sintomático se utilizan antitusígenos centrales (codeína y morfina)
    • Hipo.
    • Respiración estertorosa. Frecuente en la fase agónica. Las medidas terapeúticas se centran en el tratamiento postural. Podemos utilizar metilbromuro de hioscina, preferentemente de manera precoz.
    • Inquietud y agitación. Muy frecuente, necesitando descartar la retención urinaria o impactación fecal, y no utilizar restricciones mecánicas.
    • Problemas urinarios. En la fase agónica suele aparecer retención de orina.

    Cuestionario realizado el día 28 de Octubre de 2011 por Gloria Esther Barba Fajardo.

      Bibliografía 5

      Cuidados Paliativos. 
      Protocolos de Intervención centrados en el Paciente.


      Referencia Bibliográfica:
      Arranz P, Barbero J, Barreto P, Bayés R. Protocolos de intervención. En: Arranz P, Barbero J, Barreto P, Bayés R. Intervención emocional en cuidados paliativos. Modelo y protocolos. Barcelona: Ariel SA; 2005. 51-90.

      He escogido la bibliografía anteriormente citada porque he considerado que trataba con bastante claridad y especifidad las intervenciones de la enfermería en el campo de los cuidados paliativos.

      Los cuidados paliativos son definidos por la OMS como “el cuidado total y  activo de los pacientes cuya enfermedad no responde a un tratamiento curativo. El control del dolor, de otros síntomas, y de problemas psicológicos, sociales y espirituales, adquiere en ellos una importancia primordial. El objetivo de los cuidados paliativos es conseguir la máxima calidad de vida posible para los pacientes y sus allegados."

      Para que los profesionales de la salud puedan llevar a cabo su labor, ayudando así al enfermo y a su familia, pueden hacer uso de diferentes protocolos:

      1.Protocolos de intervención centrados en el paciente.
      2.Protocolos de intervención centrados en la familia.
      3.Protocolos de intervención centrados en los profesionales sanitarios.

      Centrándonos en aquellos que giran en torno al paciente, se citarán las distintas intervenciones que un enfermero puede llevar a cabo ante las reacciones del paciente terminal.

      - Ante la ansiedad:
      Debemos reconocer los signos y síntomas así como las fuentes de ansiedad para el paciente, e intentar reducirlas o eliminarlas.
      Modelaremos el diálogo interno para que el paciente sea capaz de darse mensajes de ánimo.
      Es necesario fomentar la autoestima del enfermo y una actitud de aceptación activa y serena.
      Emplearemos las técnicas de solución de problemas y entrenaremos con el paciente técnicas de relajación.

      - Ante la tristeza:
      Es de vital importancia, que la enfermera muestre empatía con el enfermo y su familia, y facilite el desahogo emocional de estos.
      Pediremos al paciente que se enfrente a la enfermedad, intentando superar las emociones negativas que esta conlleva.
      Le debemos sugerir distracciones, así como la práctica de actividades físicas y mentales. Si es posible, solicitaremos la ayuda de la familia.

      - Ante la hostilidad:
      Activaremos la empatía y la escucha activa, haciendo hincapié en la comunicación no verbal y sin retroalimentar la manifestación hostil. Hay que evitar elevar el volumen de voz para hacerse oír, no interrumpir con frases como “sea razonable” o “deja de dar voces o no nos entenderemos” y daremos tiempo al paciente.
      Pasado un tiempo razonable, haremos ver al paciente que el comportamiento hostil nunca facilitará ni solucionará las cosas y le invitaremos a adoptar otros puntos de vista.

      - Ante el miedo:
      Hablaremos en un ambiente cómodo y de forma tranquila con el paciente sobre sus miedos, generando una relación de confianza.
      Priorizaremos los temores que tanto el enfermo como su familia tienen, reconociendo las causas e identificando si estos son reales/imaginarios y raciones/irracionales.
      A continuación, se motivará el afrontamiento de estos temores siguiendo distintas estrategias.
      En todo momento, el enfermo debe notar que estamos disponibles para lo que él necesite.

      - Ante la culpa:
      Si esta autocrítica negativa no tiene justificación, será importante eliminarla y hacer consciente al enfermo de la verdadera causa de la situación.Se valorará si el sentimiento de culpa ha sido sustituido por rabia, impotencia, sufrimiento o tristeza.
      Sin embargo, cuando exista cierta responsabilidad, no se debe huir de ella. Lo que se ha de conseguir es que el paciente se esfuerce por reparar la culpa o disminuir el daño causado.
      Concluyendo, invitar a la autoobservacion, a la autoevaluación y al autorrefuerzo.

      - Ante la negación:
      Será preciso evaluar las causas, persistencia y consecuencias de la negación.
      Pondremos en marcha la escucha activa y facilitaremos la expresión del enfermo. Tendremos especial delicadeza, evitando una ruptura brusca de la negación que pueda desencadenar agresividad.

      - Ante el retraimiento:
      Distinguir si el comportamiento del paciente es reactivo o propio de su personalidad para adaptar la intervención.
      Cuando los miedos o preocupaciones han sido identificados, es fundamental ayudarle a entender los sentimientos o las situaciones que subyacen a este tipo de comportamientos: culpa, depresión, conspiración del silencio, vergüenza, hostilidad o rabia.
      Si la conducta de retraimiento persiste, será necesario derivar el problema a un especialista.

      Bibliografía realizada el 28 de Octubre, por Gemma Rodas Garrido.

      viernes, 28 de octubre de 2011

      Práctica 3

      Sondaje Nasogástrico

      El objetivo central de la práctica es conocer qué es el sondaje nasogástrico, las indicaciones y contraindicaciones, el material necesario y la técnica.

      1.¿Qué es un sondaje nasogástrico? ¿En qué casos está indicado? ¿Cuáles son sus contraindicaciones?

      Este habitual procedimiento en la labor de enfermería consiste en introducir un tubo flexible en el estómago del paciente a través de una de las fosas nasales, con los siguientes objetivos:
      administrar alimentación enteral (principios inmediatos) y medicamentos, realizar lavados gástricos y/o aspirar el contenido gástrico para prevenir broncoaspiración en pacientes intubados o con disminución del nivel de conciencia, descomprimir o retirar el aire o líquido del estómago, controlar la evolución de la HDA o analizar el contenido gástrico en el laboratorio. (Es frecuente el uso de este tipo de sondaje en el pre y posoperatorio para aspirar el contenido del estómago).

      En casos de fractura de la base del cráneo, rotura de los huesos de la cara y taponamiento nasal, no se debe proceder a la introducción de la sonda nasogástrica, eligiendo así la introducción por la boca hasta el estómago (sonda orogástrica).

      2.¿Qué material necesitamos? ¿Cómo prepararemos el sondaje?

      -.Sonda nasogástrica:
      Las hay de diferentes tipos; en el medio hospitalario las más utilizadas son las del tipo Levin (poliuretano) de una sola luz para alimentación o no, de dos luces es para la alimentación exclusivamente. Las sondas Salem (silicona y poliuretano) son más finas y flexibles y se utilizan para alimentar al paciente.
      -.Guantes no estériles
      -.Lubricante hidrosoluble (no utilizar sustancias oleosas como la vaselina).

      -.Gasas.
      -.Jeringa de 50 ml mínimo.
      -.Esparadrapo hipoalergénico o material especifico de fijación para la sonda.
      -.Bolsa de drenaje.
      -.Fonendoscopio
      -.Toalla o empapador desechable

      En cuanto a la preparación de la enfermera, esta debe lavarse las manos con un lavado higiénico y ponerse los guantes no estériles.
      Es importante también separar bien el materia estéril del que no lo es; orden y limpieza ante todo.

      Al paciente lo colocaremos en posición flower o sedestacion si está consciente; si está inconsciente u omnubilado, lo pondremos en decúbito lateral izquierdo. Tendremos en cuenta la importancia de la intimidad del paciente, si la habitación es compartida emplearemos un biombo para aislar al sujeto y lo mantendremos informado, resolviendo las posibles dudas que pudiese tener e intentando reducir sus temores.

      3.¿Cuál es la técnica a seguir?

      Tras asegurarnos de que todo el material necesario está preparado, elegiremos la sonda nasogástrica más adecuada a la situación. 
      Si somos diestros, nos colocaremos en el lado derecho del paciente, de lo contrario, nos pondremos en el izquierdo y le explicaremos al paciente el procedimiento que vamos a seguir y las sensaciones que tendrá durante el mismo.
      Con el paciente colocado en posición flower (si su estado nos lo permite), cubriremos su pecho y, tras lavarnos las manos, nos colocaremos los guantes.
      Tras haber retirado las posibles prótesis dentales y piercings, examinaremos los orificios nasales para comprobar su permeabilidad, y escogeremos, para introducir la sonda, el orificio por el que el paciente respire mejor.

      A continuación hay que determinar la longitud de la SNG. Con la sonda a utilizar, se mide la distancia desde la punta de la nariz al lóbulo de la oreja y de ahí a la apófisis xifoides. Si no viene ninguna señal marcada, la indicaremos con un rotulador.
      Lubricaremos e introduciremos la sonda y comprobaremos que  está correctamente examinando que no sale aire (de lo contrario, estaríamos en vía aérea). Mientras que la vamos introduciendo, iremos realizando un movimiento rotatorio para facilitar el proceso y cuando el extremo llegue a la garganta, le pediremos al paciente que trague, para poder continuar.

      Si el sujeto tose o muestra dificultad respiratoria debemos retirar la sonda y más tarde comenzar nuevamente.
      Si la sonda ha “entrado” correctamente, haremos las comprobaciones pertinentes y la fijaremos en la nariz y en la mejilla o la frente con esparadrapo o algún otro material de fijación específico.
      Por último, registraremos el proceso para que quede constancia de ello.

      Para el mantenimiento de la sonda; se limpiarán los orificios nasales con suero fisiológico y se cambiara el lugar de fijación una vez/día para evitar la aparición de UPP. Movilizaremos al sonda diariamente, retirando la sonda unos centímetros y volviéndola a meter y nos aseguraremos de la permeabilidad de esta al menos una vez al día (se irrigarán unos 30 cm de agua con una jeringa de 50 ml).

      A la hora de retirar el sondaje; nos pondremos los guantes tras habernos lavado las manos, colocaremos en posición flower al sujeto, y tras darle la información necesaria, procederemos a la extracción suave, contínua y relativamente rápida. Para finalizar, se registrará el proceso.

      Práctica realizada el 27 de Octubre de 2011, por Gemma Rodas Garrido

      miércoles, 26 de octubre de 2011

      Bibliografía Trabajo de campo 2

      Tumores de hígado.

      Bibliografía: Fuster Obregón J, Charco Torra R, García-Valdecasas Salg JC. Tumores primarios del hígado. En: Parrilla Paricio P, Jaurrieta Mas E, Moreno Azcoita M. Directores. Cirugía AEC: manual de la Asociación Española de Cirujanos. Buenos Aires: Panamericana, D.L. 2004. P. 490-494.
      He elegido este libro ya que habla de los tumores de hígado, que es una parte del trabajo de campo que mi grupo todavía no había tocado. Además me parece que  es bastante claro, y nos sirve a modo introductorio para hacernos una idea general.
      Dentro de tumores benignos y malignos, encontramos dos grandes tipos de tumores primarios de hígado, que son los derivados de las células epiteliales (hepatocitos y conductos biliares) y los originados en las células mesenquimales.
      Tumores benignos.
      Se dividen en tumores epiteliales: en los que podemos distinguir los hepatocelulares y los colangiocelulares; y los tumores mesenquimales.
       Dentro de  los primeros encontramos el adenoma y la hiperplasia nodular focal. El adenoma está formado por hepatocitos normales que se agrupan formando nódulos. Éste se da normalmente más en mujeres y se relaciona con el uso de anovulatorios. Presenta tendencia a la hemorragia intratumoral, con posterior rotura de la cavidad peritoneal. La hiperplasia nodular focal suele tratarse de lesiones únicas, constituidas por hepatocitos, canalículos biliares t vasos agrupados alrededor de una cicatriz patognomónica.
      En los colangiocelulares están los quistes simples que consisten en dilataciones quísticas derivadas del epitelio biliar; y el cistoadenoma biliar que adopta formas poliquísticas y está revestido por un epitelio columnar con tabiques internos que lo diferencias del quiste simple.
      En los tumores mesenquimales encontramos el hemangioma que es el más frecuente, y que suele disponerse en largos vasculares con tabiques internos tapizados por células endoteliales. También podemos encontrar otros tumores de este tipo como los leiomiomas, los lipomas o los angiomiolipomas.
      Tumores malignos.
      Podemos distinguir los mismos grupos que en los benignos.
      En los hepatocelulares dentro de los tumores epiteliales encontramos el carcinoma hepatocelular, que presenta una prevalencia de 10’8/100.000 habitantes, la mayoría hombres. Este tipo de tumor suele ir acompañado de cirrosis hepática, siendo la clínica tanto del tumor como de la cirrosis la siguiente: ascitis, ictericia, hemorragia digestiva alta, encefalopatía… Siendo la única forma de diferenciar una cirrosis no tumoral la presencia en un 60% de los casos de la elevación de la alfafetoproteina. Como tratamiento de este tumor se utiliza mayoritariamente la resección hepática. También encontramos el hepatoblastoma, en menos de cinco años, en los que hay una masa en el hipocondrio derecho creciente acompañada de dolor y síndrome tóxico.
      Como colangiocelulares encontramos el colangiocarcinoma originado en el epitelio de los conductos biliares tanto en las vías biliares intra como extrahepáticas; y el cistoadenocarcinoma, predominante en mujeres, es sobre todo intrahepático y difícil de diagnosticar.
      Entre los tumores mesenquimales encontramos el hemangioendotelioma epiteliode, derivado del endotelio vascular con una clínica intermedia entre el hemangioma y el angiosarcoma; el angiosarcoma, de origen vascular con un pronóstico a corto plazo muy malo; y otros tumores de este tipo como el fibrosarcoma o el leiomiosarcoma.
      Realizada por Juan Diego Egido Riscos el 26/10/2011