Examen del Paciente Dermatológico
Referencia Bibliográfica:
Garg A, Nikki A L, Jeffrey D B. Estructura de las lesiones cutáneas y fundamentos del diagnóstico clínico. En: Wolff K, Goldsmith L, Katz S, Gilchrest B, Paller A, Leffel D. Dermatología en medicina general. 7ª ed.. Buenos Aires: Médica Panamericana; 2008. 23-25.
He escogido este libro porque a pesar de tratar muy extensamente todo el ámbito de la dermatología, el apartado del examen del paciente es relativamente breve y de fácil comprensión, adaptándose a lo que necesito.
El examen completo de la piel comprende la inspección de toda la superficie cutánea, incluyendo áreas como cuero cabelludo, parpados, orejas, genitales, nalgas, región perineal y espacios interdigitales; el pelo, las uñas y las mucosas de la boca, los ojos, el ano y los genitales.
Habitualmente estas áreas se examinan exclusivamente cuando existe un motivo específico.
La realización de un examen completo de la piel supone muchas ventajas, permitiendo:
- Identificar lesiones potencialmente perjudiciales que el paciente ignora.
- Identificar lesiones benignas que preocupan al paciente y que permitirán al profesional brindarle tranquilidad.
- Hallar indicios diagnósticos en sitios ocultos.
- Aprovechar la oportunidad para informar al paciente y poder expresar, el doctor, su preocupación respecto a la importancia de la salud cutánea del paciente.
Sin embargo, a pesar de las ventajas que supone llevar a cabo un examen cutáneo completo, existen numerosas dificultades.
Hay pacientes que suelen pasar por alto dolencias relativamente menores o localizadas, como verrugas o acné. También los hay que se resisten a desvestirse por timidez, especialmente si el medico es del sexo opuesto. Otras veces, el médico se siente incómodo ante la posibilidad de que el paciente no interprete el examen completo como lo que es, sino como algo indecoroso. Y en otras ocasiones, la dificultad reside en la falta de recursos personales o materiales.
Respecto a las condiciones ideales para realizar el examen, lo más importante es contar con una buena iluminación, de ser posible, brillante, inclusive con una luz que simule el espectro solar.
El paciente debe estar completamente desvestido, cubierto tan sólo por una bata que pueda apartarse con facilidad, pero sin olvidar la intimidad del paciente. De igual manera, el lugar donde se realizar el examen ha de ser de aspecto y temperatura agradable.
Si paciente y médico son de sexo opuesto, la presencia de un acompañante, puede facilitar y hacer más cómoda la situación.
Una solución habitual para lograr realizar un buen examen es seguir un orden estricto examinando todas las regiones del cuerpo.
En primer lugar, observar desde lejos al paciente para obtener una impresión general. Posteriormente se examinará de forma más específica de pies a cabeza, o de cabeza a pies; cambiando la posición del paciente y la luz siempre que sea necesario, con el fin de obtener toda la información posible.
Bibliografía del 31 de Octubre de 2011; por Gemma Rodas Garrido.
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